Saludo de la directora

Saludo de la directora

Queridos padres:

   Hace unos días tuvimos una reunión del equipo directivo de esas que te hacen levantar la mirada y redescubrir la grandeza de nuestro trabajo.
En ella nos planteamos: ¿Qué modelo de persona nos gustaría formar en Guadalaviar? Y llegamos a la siguiente conclusión: Personas libres, que vivan para los demás a través de un trabajo bien hecho, con la fuerza de su riqueza interior.

    Personas libres, porque queremos aportar a la sociedad gente capaz de gestionar su propia vida, que tomen decisiones y no se las den “tomadas”, que sepan marcar el rumbo y luego vayan paso a paso hacia esa meta que ellas mismas se han propuesto.
Personas conscientes de que para conseguir cualquier objetivo hay que esforzarse, no dejarse llevar por el “me apetece” y levantarse una y otra vez de los fracasos.

   Escribía Toni Nadal en una columna periodística preguntándose por qué los jóvenes tenistas no consiguen desbancar a los veteranos: «El día en el que Djokovic, Federer, Rafael o David Ferrer juegan bien y se sienten cómodos, normalmente ganan los partidos. Los días que no, también son capaces de hacerlo. Jamás se rinden porque les obligaron a no quejarse, a aceptar la adversidad y a aguantar siempre un poco más. Y todo ello, seguro que con el aprecio de los que les ayudaron a formarse. Una cosa no está reñida con la otra. Yo diría que es más bien al contrario.
Este es el gran secreto que sigue manteniendo aislados a los tenistas más maduros: la capacidad de aguante, la perseverancia cuando las cosas vienen mal dadas, el compromiso y la pasión por lo que uno hace. Todos ellos son valores que bien nos vendría recuperar si fuéramos capaces de no confundir la vida real con un mundo feliz».

   Y estaréis conmigo en que, a veces, queriendo que los niños sean totalmente felices les evitamos cualquier tipo de dolor, esfuerzo o contratiempo y sin darnos cuenta les estamos empequeñeciendo. La vida no es sencilla y se necesitan personas resilientes, con recursos, capaces de aguantar un sufrimiento o un mal rato, porque los van a tener.

   Queremos formar personas libres pero también, personas que vivan para los demás, que hayan experimentado que “hay más felicidad en dar que en recibir” y quieran hacer de su vida un servicio continuo.Vivir con espíritu de servicio lleva a la auténtica felicidad. Y si les enseñamos desde pequeñas a descubrir las posibles necesidades de los demás, para intentar remediarlas, para adelantarse a servir, para vencer el egoísmo, entonces, les haremos un bien muy importante a ellas mismas y a toda la sociedad.

    Si viven para los demás, serán también agradecidas, dándose cuenta de lo mucho que tienen y no dando demasiada importancia a lo que les falta.Formar personas que trabajen bien, poniendo en juego todos sus talentos, cuidando los detalles, y siendo constantes en el esfuerzo sin conformarse con “intentarlo”.

   Todo esto supone educar en una profunda preocupación social. Ningún drama humano nos puede resultar ajeno. Es preciso promover muchas actividades relacionadas con la solidaridad y las obras de misericordia, empezando por los más cercanos, por la propia casa.
Formar personas con riqueza interior: Sin miedo al silencio que ayuda a mirarse y a mirar con ojos limpios, buscando la verdad sobre uno mismo y sobre el mundo que nos rodea. Capaces de crear ese espacio interior donde conociéndose y aceptándose como son, puedan dialogar con Dios y sentirse seguras junto a Él.

    Guadalaviar lleva 60 años, desde 1959, empeñándose en formar mujeres libres, que vivan para los demás a través de un trabajo bien hecho, con la fuerza de su riqueza interior.

   A esto aspiramos en Guadalaviar, nada más y nada menos. A esto, con todas nuestras alumnas. Ya sabéis que para Guadalaviar cada una es única porque “nos importa cada persona”.

   ¡Feliz 60 aniversario, Guadalaviar! ¡Gracias a todos por hacerlo posible!
Chus Bolinches